Los muros al ser las caras expuestas de las obras, reciben el impacto directo de la naturaleza. Es por esto que abundan excelentes ejemplos de soluciones de diseño que protegen a los edificios de las inclemencias climáticas.
Es usual que utilicen elementos para evitar que el agua o el viento toquen los paramentos, desde la utilización de parasoles y aleros de diferentes materiales y tamaños, hasta diseños que responden mediante la orientación e inclinación de las paredes.
Pero no siempre es posible lograrlo, por lo que muchas veces las paredes quedan totalmente expuestas, y como el objetivo es conseguir condiciones de confort óptimas en los espacios interiores, se deben agregar aditivos y productos especiales para repeler agua, viento y polvo.
Ya sea para recubrir una gran superficie o sellar uniones y grietas, existen productos que responden a cada necesidad. Su elasticidad, durabilidad, impermeabilidad y apariencia, son los puntos a tener en cuenta al decidir cuál es el adecuado.
A manera de prevención, se deben aplicar selladores a los muros nuevos, los que dependerán de los materiales con los que están construidos. En obras antiguas es muy común encontrar manchas de humedad, como resultado de grietas o aberturas en uniones, y las que se producen por los movimientos de dilatación natural de los materiales o por sismos.
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